jueves, 5 de noviembre de 2015

EL HÉROE QUE MERECEMOS, NO EL QUE NECESITAMOS

VÉRONIKA MENDOZA, LA IZQUIERDA Y LA DERECHA EN EL PERÚ:


Como bien sabrán, estamos a solo cinco meses de las elecciones presidenciales. A solo cinco meses de aquel día (bueno, en nuestro caso dos) en el que ejercemos un derecho fundamental: la democracia. Peruanos de todos los tamaños, formas, credos y estratos salen juntos a la calle a hacer que su voz se escuche. 

Lamentablemente, lo único que dicen son un par de “¡carajos!” y quejas. Así que lo que se escucha es la voz de la quejumbre y el tráfico. Más el calor y la cantidad excesiva de personas en la calle, un día importante termina convirtiéndose en una molestia. Peor aún, cuando nuestro concepto de “democracia”es una decisión al azar entre un puñado de caras conocidas. Son los mismos candidatos y las mismas promesas vacías. Y este año no es ninguna excepción.

Para variar, tenemos a un huevo de precandidatos; muchos de los cuales no vale la pena mencionar (porque francamente, están por las). Entre los más figurativos tenemos a “El Gato Fiero” Antero Flores; al primer precandidato shipibo en la historia: Miguel Hilario;  y al candidato por el partido de Ollanta, Milton Von Hesse (¿partido nacionalista con apellido alemán? Bueno, como a Urresti lo han acusado de asesinato y violación, supongo que habrán escogido al primer kamikaze que se apuntaba). 

De ahí, tenemos a los peces gordos. En orden, por intención de voto, están: Alejandro Toledo (3 %), Cesar Acuña (4 %), Alan García (7 %), PPK (11 %) y en la cima, nadie más ni nadie menos que Keiko Fujimori (33 %)


Sea cual sea el resultado, estas elecciones marcarán la historia. Se sabe que cualquier candidato debajo de Alan no va a ganar las elecciones, pero respecto a los tres más populares, hay una gran expectativa. ¿Cumplirá Alan su sueño de ser presidente y ladrón por tercera vez? ¿Cumplirá su objetivo PPK de ser gerente general del Perú? (antes de que esté más fosilizado de lo que ya está) o peor aun, ¿Se cumplirá la profecía de que la hija del exdictador asuma el trono presidencial? A estas alturas, es difícil saberlo. Tenderemos que esperar hasta abril (y luego junio) para ver cómo metemos la pata.

Pero hay una candidata a la que aún no he mencionado; alguien que durante los últimos meses ha estado recibiendo cobertura en los medios pese a su bajo porcentaje en intención de voto. Ahí abajo, en el club del 1 %, junto a Yehude Simon y Vitocho, está Verónika Mendoza. ¿Y quién es Verónika Mendoza? ¿Aparte de ser la nueva mesías de la caviarada peruana? Antes de entrar a lo político, indaguemos en lo personal.

VERÓNIKA FANNY MENDOZA FRISCH:



Hija de una francesa y un peruano, Verónika nació en el Cuzco en 1980. Se crió en la capital incaica hasta el final de sus años escolares y luego fue a París a realizar sus estudios universitarios. En el 2003 obtuvo un titulo en psicología, en el 2006 un masters en ciencias sociales y después un masters en educación en español. Ejerció como profesora en París por un tiempo hasta regresar al Perú. Una vez aquí, continúo su labor como educadora en español en Cuzco y Puno.

En el 2007 tuvo su primer roce con la política, como coordinadora de comités de apoyo internacional para el Partido Nacionalista (el partido de este gobierno corrupto). En el 2009 pasó a ser secretaria de prensa de juventudes  y en el 2010 vocera de la comisión de la mujer. Un año después, se lanzó a la candidatura para congresista y al igual que su candidato a la presidencia, salió victoriosa. Desde ahí paso a formar parte de numerosas comisiones; todas relacionadas a la cultura, pueblos indígenas y medio ambiente. Pero el 10 de junio del 2012 esto dejó de ser. 

Lo que sucedió fue que en mayo de ese mismo año, en Espinar, Cuzco, se había dado un conflicto socioambiental entre el pueblo y la minera Xstrata Tintaya. Esto se dio por el historial de contaminación y violación de derechos humanos por actividad minera, y riesgos a la salud encontrados en los pobladores (altos niveles de mercurio y arsénico). Se le exigió a la empresa un aumento en su aporte por utilidades de 3 % a 30 %, pero  la trasnacional se negó. Esto suscito una revuelta que duró más de una semana y dejó cuatro muertos, ocho heridos y 76 policías agraviados.

*El pueblo en luto después del conflicto.  Foto: Chemi

La clara violación de derechos humanos impulsó a Verónika a renunciar al partido. Emitió una carta en la cual se dirigió al pueblo peruano, señalando cómo ella y todos quienes votaron por Humala habían sido traicionados. Como algunos sabrán, el presidente en su plan de gobierno había prometido ponerle freno al modelo explotativo y abusivo del neoliberalismo. Su “gran transformación” apostaba por un gobierno que ponía al pueblo antes que la empresa. Ante el conflicto en Cuzco, esto obviamente no fue el caso, lo cual causó indignación y la renuncia de la ahora candidata presidencial. Ella afirmó que su compromiso era (y sigue siendo) con el cambio que necesita el pueblo y no con los intereses económicos. En sus propias palabras: “Me sumo a todos aquellos que siguen creyendo que otro Perú es posible, con solidaridad, justicia y paz social”.

Poco después de su salida del partido presidencial, en el 2012, se unió a la nueva coalición de izquierda: “Acción Popular – Frente Amplio”. Desde entonces, ha tenido una trayectoria política dedicada a la defensa de los derechos de minorías y el medioambiente. Ha formado parte de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos en donde votó a favor de la unión civil y fue la única en votar a favor de la despenalización del aborto. En numerosas ocasiones, se ha manifestado en contra de las acciones opresivas que ha ejercido nuestro gobierno en los conflictos mineros. Así que en resumen, desde el inicio de su carrera política, Verónika Mendoza ha mostrado ser una ávida defensora de los principios liberales, la democracia y los derechos humanos.

LA CARRERA A LA PRESIDENCIA:


Después de meses de generar expectativa, en agosto de este año, desde su ciudad natal de Cuzco (a través de un video más aburrido que misa) anunció su candidatura. A diferencia de lo que sucede con otros partidos, en donde sus elecciones internas son Alan vs. Alan (ah, por cierto,  ¡Alan le ganó a Alan y oficialmente es el candidato del APRA!), Verónika participó contra varios candidatos en las primarias de Frente Amplio. Así que antes de ser candidata, su partido ya nos estaba dando una muestra del valor que le dan a la democracia. Como nunca antes, se permitió que cualquier ciudadano, y no solo militantes del partido, escojan al precandidato que deseban que los represente en las elecciones generales. Su contrincante más popular fue el ex sacerdote y ecologista Marco Arana, pero al llegar la votación, lo superó 43.3 % a 37.4 %. Desde ahí, oficialmente entro a la carrera presidencial y la hemos visto aparecer en distintos programas intentando exponer sus propuestas (un gran énfasis en intentando).


Como era de esperarse, su popularidad también ha causado furor en los sectores más conservadores de nuestra sociedad. Entre ellos, están los medios de comunicación. Desde la oficialización de su candidatura ha sido altamente cuestionada por sus propuestas políticas. Pero no por un historial sucio (como debería ser con cada político cucufato que se presenta), pero por el simple hecho de ser de izquierda. Y no es que esté intentando ser partidario, pero esto es algo que nuestros medios han hecho con descaro total. 

Un claro ejemplo es la famosa pregunta de: “¿Qué piensas de Venezuela?”; que realmente significa: “¿Es Venezuela una dictadura?” Y “¿Qué tanto simpatizas con el régimen venezolano?”. Esto ha sido un tema de conversación desde la precandidatura, y como pasó con Marco Arana en su momento, su discusión no ha favorecido a la candidata presidencial. Y no solo por la presión mediática que se ha generado alrededor de esta pregunta. Sino más bien por la propia incapacidad de Mendoza de distanciarse de su ideología y reconocer las cosas con un punto de vista más “neutro” o populista. Es cierto que por definición Venezuela no es una dictadura (ya que su líder ha sido elegido democráticamente), pero el nivel de corrupción y autocracia que ejerce ese régimen no es digno de tantas explicaciones. 

En sus intentos por brindar una definición exacta de Venezuela (que al igual que el Perú es una democracia deficiente y no una dictadura) ella ha dado la impresión de que no puede responder la pregunta de una manera directa y breve. Viendo su historial y las ideas que ofrece, es obvio que Mendoza no es ninguna extremista ni simpatizante con gobiernos autoritarios. Pero eso no le interesa a la prensa, ni a la derecha en general. Esa clase de preguntas están diseñadas para desestabilizar a candidatos de izquierda, porque saben que a algunos les cuesta distanciarse de sus principios ideológicos.

Al intentar no ceder ante los juegos de la prensa, irónicamente, terminó cayendo en lo que ellos querían: una respuesta técnica que el espectador común no racionaliza. ¿Para qué? Para poder darle vuelta al asunto e implicar cosas como: “¿Quiere, Verónika Mendoza, una dictadura en el Perú?"; el tipo de bobería que el publico promedio se come como pan caliente.

*Cada vez que un izquierdista la caga, esto pasa :(

Esto es algo que pasa a menudo con los políticos izquierdistas de nuestro país. Se enredan con términos técnicos y defienden sus principios hasta un extremo que a veces se les hace difícil llegar a un consenso con personas de otra corriente ideológica. Los que caen en esto son los famosos “caviares”; lo cual está bien en tu exposición de arte posmodernista que representa la lucha de pueblos indígenas bajo un sistema neocolonial, pero no en una plataforma nacional como es una candidatura presidencial. 

A veces hay que jugar pelota (o más bien, jugar política) con el lado opuesto para llegar a un acuerdo en una discusión.  No solo para que el periodista se calle y deje de joder con preguntas estúpidas, sino para mostrar que no estás fuera de contacto con algunas ideas populistas y así apelar a un público más amplio. Y eso, mis lectores más caviares, no es venderse, es hacer política. 

Como algunos sabrán, existe un fuerte sentimiento antiizquierda en el mainstream político, debido a nuestro desafortunado pasado con el velasquismo y el senderismo. Así que existe el absurdo prejuicio de que ser de izquierda es ser extremista. Por esto, es que nuestros medios han considerado importante saber qué piensan los candidatos de izquierda acerca de otros regímenes de izquierda; como un torpe intento de medir su extremismo. Entonces, ante el claro ejemplo de un gobierno deficiente de izquierda en nuestra región (que está en tales condiciones no por ser de izquierda, sino por ser autoritario, corrupto y liderado por un ex chofer de bus), el tema ha sido de relevancia en distintos programas “periodísticos”.


*Los periodistas del Pedú. Fuente: El Panfleto.

Pero ese no ha sido el único tema de discusión que ha causado revuelo. Hace unas semanas, en el programa Cuarto Poder, se cuestionaron dos de las propuestas políticas de la candidata. Y no porque sean ideas jaladas de los pelos (es más, son dos de las propuestas más sensatas que se ha escuchado hasta ahora en la campaña electoral). Sino porque Sol Carreño y Augusto Thorndike son periodistas que ponen su agenda política por encima de su objetividad. Como dijo el premio nobel de economía Joseph Stiglitz: “La derecha mete miedo cuando no puede convencer a la gente”.

Las propuestas a las cuales me refiero son: 1. La regulación de los medios de comunicación; 2. La estatización de la producción de recursos naturales. Cualquiera que esté consciente de la situación actual de nuestro país se da cuenta de que estas propuestas abordan soluciones a dos graves problemas. El primero, a la concentración de medios. Para empezar, el Grupo El Comercio es dueño de 80 % de la prensa escrita. Además, varios canales transmiten el mismo contenido basura. Lo que Verónika propone es crear un consejo de regulación y supervisión de medios, autónomo del gobierno y los propietarios, para asegurar la pluralidad informativa. Es decir, un ente independiente que asegure que no haya un monopolio mediático. 

Pero en el cerebrito de Sol Carreño, esa propuesta “coincide con gobiernos autoritarios” y “atenta contra la libertad” y “se parece a lo que hizo Velasco”. Claro, porque la libertad significa poder escoger entre cinco periódicos, cuatro revistas o tres canales que pertenecen al mismo dueño o emiten el mismo contenido. 

*Carlincatura del 26 de Octubre. Fuente: La República.

El segundo problema que busca solucionar Mendoza, es el uso de nuestros recursos naturales. Lo que ella propone es un cambio en la ley de hidrocarburos. Esto significa que en un eventual gobierno suyo, los contratos con las empresas de extracción serian para que el estado defina el uso del recurso natural una vez que la empresa privada lo haya extraído. Dado que actualmente no tenemos control sobre lo que se hace con NUESTROS recursos y recibimos 1,5 % de las utilidades, esta idea parecería tener sentido. Mejor aun porque la propuesta de Mendoza también implica la participación de las comunidades y gobiernos regionales en la decisión de lo que se hace con los determinados recursos.

Pero en el cerebrito de Sol Carreño, eso también está mal porque no fomenta el “emprendedurismo”. Pero, ¿emprendedurismo de quién? ¿Qué peruano es dueño de las corporaciones que saquean nuestra tierra y nos dejan con un sencillo como recompensa?  ¿O se refiere al emprendedurismo de los gerentes generales que están en Norte América o Europa rascándose la panza mientras todo se va a la mierda en las comunidades indígenas? Son choques ideológicos como estos los que te hacen decir: “¿Quién está mal? ¿La persona que quiere igualdad? ¿O la persona que promueve odio y mentiras, todo, bendito sea, por la empresa, la economía, el PBI y etc.?

Obviamente, los ataques no solo han venido de los “perriodistas” falderos de la derecha. Numerosas figuras políticas e intelectuales han salido en su contra. Algunos han dicho que ella es incapaz de asumir el rol de presidenta y otros la han acusado de ser una falsa mesías que solo busca obtener poder (pero si en verdad solo busca poder ¿Por qué no decidió quedarse con el partido que actualmente está en el poder? no sé, digo no mas) Y el otro choque ha sido con uno de sus contrincantes en la carrera presidencial: PPK. 

Una de las propuestas presidenciales de Mendoza es hacer que el gas natural de Camisea funcioné para los pobladores; es decir, que su exportación beneficie la economía local. En el gobierno de Toledo, Kuczynski le facilitó a la empresa Hunt Oil la explotación de ese gas; que como sucede con todo acuerdo transnacional en el Perú, la corporación se beneficia más que el país. Por esta razón, Verónika ha mostrado su preocupación por la candidatura de PPK, ya que señala que tiene demasiada lealtad al imperio norteamericano. De paso, en esta discusión surgió lo de su doble nacionalidad. Kuzcinsky respondió con un intento de tildarla de hipócrita por el hecho de que ella también tiene doble pasaporte. Sin embargo, el problema con ese argumento es que Mendoza heredó el pasaporte francés de su madre; mientras que PPK, le vendió su alma a los Illuminati (sector financiero norteamericano) para conseguir su pasaporte estadounidense.


La propuesta mas reciente de Mendoza es hacer un ajuste en el sistema de pensiones, debido a que las AFP han incrementado la esperanza de vida y la edad de jubilación (lo cual ha resultado en la reducción de las pensiones para quienes se jubilen a partir del 2016). Su propuesta se basa en recolectar mayores impuestos de empleadores y empresas para impedir que las personas de mayor edad pierdan el dinero que necesitan. Esto se basa en el principio de la solidaridad y en responsabilizarnos por cuidar a nuestros ciudadanos mas vulnerables. Hasta ahora, por esta idea, no ha salido nadie a etiquetarla de chavista, pero démosle unas semanas a la derecha para salir a decir que esto "atenta contra la libertad".

Así que como pueden ver, hasta ahora Verónika no la ha tenido fácil. Y no por tener ideas absurdas (como la tienen los candidatos más populares…), sino por tener propuestas que no siguen el corrupto statu quo del neoliberalismo. Pero, a pesar de los atentados en contra de su credibilidad, bajo cualquier circunstancia, ella ha mostrado calma, transparencia y seguridad. Siempre lista con una respuesta para cualquier tonta pregunta o intento de ataque; y no del tipo de respuesta preparada que hace un político por conveniencia, sino del tipo que muestra que REALMENTE sabe de lo que está hablando.

EL HÉROE QUE MERECEMOS:


En una época en la que etiquetan a nuestros compatriotas indígenas como “terroristas”. En la que  se promueve la discriminación a nuestros compatriotas homosexuales (con los argumentos de la iglesia pedófila). Y que se demoniza al aborto por violación con argumentos de que si no hay “lubricación” no hay embarazo, es algo seguro decir que Verónika Mendoza es una de las pocas congresistas que tiene los pies puestos sobre la tierra (y la cabeza sobre los hombros)

Verónika Mendoza no solo se define por sus puntos de vista progresivistas y socioliberales, sino también por su convicción política (algo de lo que hasta políticos con “experiencia” como Alan, PPK y Keiko carecen). Hasta el momento ha mostrado ser firme con sus posiciones. No ha ejecutado ni un “flip-flop” por conveniencia, como lo hacen la mayoría de políticos (PPK con la ley pulpín, Keiko con la revelación de #Keikaviar o Alan García con todo su plan de gobierno del 2006). Su único lapsus ha sido ser tránsfuga del partido nacionalista. Pero, ¿quién la puede culpar? Claramente, ella es (y siempre ha sido) de la izquierda; mientras que el gobierno actual, a pesar de haberse vendido como socialista, ha sido el mismo gobierno de derecha que se pone de rodillas antes las empresas transnacionales.

Es obvio que no dejó el partido por conveniencia política, sino más bien por discrepancias ideológicas. Ella no dejó el partido, el partido la dejó a ella. Y esto es algo que Mendoza ha dejado en claro. Desde su salida se ha mostrado crítica ante todas las falacias que ha cometido nuestro gobierno; siempre firme a sus argumentos basados en la defensa de la democracia y los derechos humanos. Es decir, siempre fiel a sus principios sin importar la conveniencia política o económica que puede resultar de la situación (algo que sucede demasiado a menudo). 


Entonces no solo son sus ideas (que por cierto son las propuestas NECESARIAS para mejorar nuestro país), es su carácter lo que también la hace una buena candidata a la presidencia. Verónika Mendoza es alguien que muestra que realmente cree lo que dice y que es inmutable a las críticas poco argumentadas del establecimiento político. Pero su atractivo también va más allá de todo eso. Porque a diferencia de todos, ella es una candidata relacionable. Representa el pensamiento del siglo 21, no el conservadurismo obsoleto que promueve la mayoría de candidatos. 

Es por eso que su popularidad no es ninguna novedad. Estamos en un momento de la historia moderna en el que varias personas (en especial las más jóvenes) están adoptando valores de izquierda; valores socialistas y valores anticapitalistas. Las nuevas generaciones, a diferencia de las antiguas (generación Aldo Mariátegui), no piensan que seguimos en la guerra fría o que cualquier muestra de izquierdismo significa un “atentando a la libertad”. 

En el mundo, esto se ejemplifica con el surgimiento de partidos como “Podemos” en España y “Syriza” en Grecia, o la elección del nuevo líder del Partido Laborista en Gran Bretaña, Jeremy Corbyn. O la elección del nuevo presidente canadiense Justin Trudeau (Partido Liberal). O mejor aún, con la candidatura presidencial estadounidense, con una alta probabilidad de ganar, de Bernie Sanders; un autoproclamado socialista democrático buscando ser líder de la tierra del capitalismo. 

*Bernie Sanders (EEUU) y Jeremy Corbyn (Gran Bretaña)

Y ese sentimiento se debe a que las generaciones nuevas se han criado viendo las consecuencias del neoliberalismo. La disparidad económica y social, la lucha insensata por poder y recursos, y los demás excesos causados por el capitalismo, han dado lugar a generaciones con mayor sensibilidad social. Como dije, esto se está dando principalmente en Norte América y Europa. En gran parte, porque son regiones con una cultura política desarrollada, que además han visto los frutos económicos y sociales de políticas de izquierda. Pero, lamentablemente (y aquí es donde mueren nuestras esperanzas), ese no es el caso en Perú.

EL HÉROE QUE NECESITAMOS:


La relevancia política de Mendoza se debe a que su electorado son personas desconectadas del mainstream político peruano; personas de la misma corriente populista que los movimientos de izquierda en Estados Unidos y Europa. Así que su popularidad se ubica entre personas principalmente jóvenes, personas políticamente informadas y los más fieles a la caviarada (generación tía Susy). A pesar de estar recibiendo cobertura mediática, por la actitud de la prensa, es obvio que se le da atención no para concordar con ella pero para cuestionarla. Por todo esto, no es sorpresa que se encuentre en el 1 % de intención de voto. Pese a manejar con excelencia los temas de coyuntura, es como si no se le tomara en serio. Básicamente, por que no piensa como la mayoría de peruanos. 

Es cierto que el Perú ha crecido bastante en los últimos quince años. Pero ese crecimiento ha sido principalmente económico, no ideológico. Y esto no tiene que ver nada con izquierda o derecha, tiene que ver con cultura (aunque no es casualidad que la izquierda luche más por vivir en el siglo 21 y no en el año de la pera). Por esa razón, cuando alguien como Verónika Mendoza se presenta (y también porque la izquierda en nuestro país es desorganizada y a veces ineficiente), solo figura en el 1 %. Es por eso que también los medios, tan exitosamente, logran moldear la opinión pública a través del periodismo como el que se vio en Cuarto Poder.

*Ahora que ya han arrancado las campañas, todos quieren hacerse los moderados.
Sin embargo, sus políticas e historial dicen otra cosa.

Tan solo hace unas semanas salió una encuesta que estadificaba las ideologías políticas de los peruanos. El dato que preocupaba no era que 15 % se consideran de centro, 16 % de izquierda y 24 % de derecha; si no que un 45 % no se identifica con nada. Y si conoces a nuestro país, sabes que esto no es por ningún sentimiento populista de anarquía, sino más bien por falta de información al respecto y la falta de fe que se tiene en el sistema. Esto en parte es culpa de nuestro sistema político que se ha convertido en un circo en el que no existe ideología; solo conchudez y corrupción. Pero también es por la poca voluntad de ciertos sectores por participar en actividades políticas.

La ignorancia, la desventaja y la alienación son producto de los errores de nuestros gobiernos pasados, pero quienes disponen del poder para generar cambio, tampoco lo ejercen. Recién estamos empezando a ver mayor voluntad política por gente como Verónika Mendoza, que han incentivado un proceso democrático de la elección de candidatos (no las candidaturas de facto como las de Keiko, PPK, Alan, Acuña y Toledo). En los últimos años, además, mayores manifestaciones se han estado dando en protestas de derechos civiles. Principalmente, por personas jóvenes y de clase media. Lo cual es una muestra de oposición a como está funcionando el país. Sin embargo, como lo muestran los periodistas de nuestros medios, la mayor parte de ese sector social sigue apostando por ese mismo modelo anticuado bajo el que casi siempre hemos estado. No por una gran discrepancia ideológica, pero por que la desinformación y desinterés acerca de la política, lleva a que muchos sigan el pensamiento de quien se lo impone o el pensamiento popular. Y por desgracia, los que principalmente imponen son aquellos que le sacan mas provecho económico al sistema.

*Choledo, Majin Buu y el Chancho/Vaca/Rata haciendo de las suyas.

Por esa falta de voluntad política izquierdista, se le ha hecho (y aun se le hace) muy fácil  a la derecha moldear la opinión pública hacia un discurso derechista; sin importar si alguien se identifica con alguna ideología o no. Así que por más razonables que parezcan las propuestas de Mendoza, su discurso (por ahora) no va a alcanzar una plataforma nacional. Mientras la mayoría de personas siga desinformada y no participe en el proceso político, desafortunadamente, se va a guiar por la opinión pública. Y el consenso público, respecto a la política en nuestro país, sigue siendo aquel impuesto por los intereses financieros y valores conservadores; es decir: el sistema neoliberal y la derecha en general.

Algunos dirán: “Pero en el 2011 se eligió un gobierno de izquierda”. Sí, pero miren el desastre que ha sido. Con todo lo que ha pasado, la derecha (irónicamente el mismo equipo para el que este gobierno ha jugado) tiene suficientes municiones para desacreditar cualquier esfuerzo izquierdista. Como ya lo vienen haciendo. Además, la campaña de Ollanta se basó en un sentimiento nacionalista e indigenista, que a pesar de que Mendoza también lo promueve, Humala lo logro vender de una manera más efectiva (ya que de hecho tiene más rasgos físicos parecidos a su público que Mendoza). También, su victoria se debió a que su discurso se dirigió y resonó en los ciudadanos de provincia (la mayoría del país). Y aunque Mendoza también lo esta haciendo, su discurso parece solo tener resonancia en Cuzco y Lima (en parte por que ella no parece salir de Cuzco o Lima...)


*Ollanta 2011: El tipo de espectáculo que se requiere para ganar la presidencia
(más un huevo de promesas vacías)

Otros factores que le permitieron ganar a Humala, fueron el anti-voto contra Fujimori y la cantidad de plata de la que disponía su campaña. Y como bien saben, sin carty no hay party; o sea, sin plata, no hay nada. El partido de Véronika, Frente Amplio, está recaudando fondos a través de donaciones. Además, están manteniendo cuentas de sus gastos para justificar todos sus ingresos y mantener transparencia. Comparado con los millones de soles que flotaban en la campaña venezolana de Ollanta, a Frente Amplio le alcanza  como para irse a Huacho y no a todo el país como el presidente (y eso ahí, es el precio de la honestidad: estar misio).

Algo mas, también es que Ollanta había estado haciendo campaña desde las elecciones anteriores contra Alan. Verónika, por otra parte, carece de esa fuerza política (que lamentablemente en parte es payaseo). Y peor aun, es una cara nueva en la escena nacional. Eso es lo que mas tiene yendo en su contra. Es demasiado joven (34). Nadie la conoce. A pesar de decir que conoce a todo el monstruo político por dentro; hablar elocuentemente y mostrar dominio total de los problemas que enfrenta nuestro país, se percibe como alguien que carece de experiencia. (Lamento decirlo pero...) Se percibe como el estereotipo de joven, de clase media, caviar que te habla como si te está leyendo su tesis en ciencia política (algo que pone arenosos a la derecha y a muchos que siguen el mainstream político). Igual que Susana Villaran, ella representa la izquierda de clase media. La izquierda limeña que por mas progresivista y bien intencionada que sea, no es algo con lo que la mayoría del país se puede identificar.

*Con lo que la mayoría del país se identificó en el 2011. Aunque ahora tiene sentido... 
¿Quien de nosotros no se ha subido a una combi?

No hay duda de que Verónika Mendoza es hábil o capaz (de hecho, parece más que todo el circo que tenemos como candidatos). Pero más años adentro del "monstruo político" la van a ayudar a desarrollar esas habilidades de persuasión y negociación que muestran los actuales ""líderes de la política"" (doble “ “ porque están lejos de ser verdaderos líderes). Y es, por esas razones, que Verónika Mendoza no va a ser presidenta (por ahora), ni tampoco es la persona que necesitamos en este momento. A pesar de tener todas las ideas correctas y un carácter incorruptible, ha mostrado carecer de la fuerza política para sacar adelante su campaña. Lo cual también crea dudas acerca de cómo sacaría adelante a nuestro país. Si fuese presidenta, para lograr ciertas cosas, tendría que llegar a un consenso con el resto del gobierno que, de seguro, le obstruiría el camino. Eso o hacer las cosas a la mala. Pero una vez que abusas del poder, pierdes todo tipo de mérito democrático; y, según el discurso de Verónika, esa es una situación que no parece que vaya a suceder (ni que tampoco debería). 

Nuestro país sí está listo y debería unirse al resto del mundo en ciertos temas como la unión civil o la despenalización del aborto. Pero, si hay algo que nos ha enseñado nuestra baja cultura política, es que a la mayoría de personas no les interesan las ideas en específico, sino más bien cómo se las venden y en especial QUIÉN se las vende. Así que, mientras Verónika no pueda distanciarse de la imagen de candidata “caviar” (algo difícil también por lo jodidos que son los medios y demás políticos), va a ser difícil que el mainstream político se identifique con ella; sin importar si están de acuerdo con sus ideas o no.

Entonces, ¿quién es el candidato que necesitamos? No sé quién, porque la verdad que eso depende de la subjetividad de cada uno. Por un lado tenemos a Keiko, quien apela a gran parte del mainstream político, pero bueno... por su apellido ya no hay mas que decir. De ahí está PPK, quien se ha mostrado ser más socialmente liberal que sus contrapartes, pero representa el sector financiero que tiene tanto poder sobre la política y que urgentemente necesita cambiar. Y luego están el resto de candidatos, que en su esencia son la continuación del statu quo (más narcoindultos o lavado de activos).

Nuestro presidente tiene que ser alguien que pueda traernos ese cambio social que tanto necesitamos pero que pueda rozar hombros con el establecimiento político para así llevar a todo el país adelante. Aunque signifique continuar el modelo económico e ir modificándolo lentamente (ya que cuestionar el libre mercado parece ser lo que impulsa a la derecha a lanzar su propaganda antiizquierda). Pero esto tampoco significa que debemos rendirnos con nuestros ideales. Es por algo que el movimiento de Verónika Mendoza se llama “Sembrar”. Estoy seguro de que ella, como cualquiera, se da cuenta de que debido a la condición política de nuestro país, es imposible que sea elegida presidenta. Pero la idea de su candidatura es empezar a trabajar para el futuro.

Así que al votar por ella, no estás desperdiciando tu voto. Estás aportando al cambio; al cambio para que los valores modernos de izquierda se vayan incorporando al mainstream político de nuestro país. Esta campaña es para Verónika Mendoza presidenta 2021 (aunque siendo Perú, mas como 2026 o 2031)Si los ciudadanos empezamos a participar en el proceso político y empezamos a votar por nuestros ideales (y no porque ya que chucha pues), podemos lograr ese cambio que tanto necesitamos. Hasta que llegue el día que elijamos un líder que verdaderamente sea capaz de llevar esta nación para adelante. Y quizás esa persona que elijamos sea Verónika Mendoza; solo el tiempo lo dirá. Pero por ahora, como dijo James Gordon al final de El Caballero de la Noche, ella es el héroe que merecemos, pero no el que necesitamos.


4 comentarios:

  1. Creo que sería al revés: Es la heroína que necesitamos, pero no la que merecemos (porque no hubo "crecimiento ideológico" y votamos porque ya qué chucha pues).

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    1. bueno, desde esa perspectiva, entonces si sería así. pero creo que aunque la gente no quiera o no crea en el tipo de cambio que necesita nuestro gobierno, igual se lo merecen.

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  2. Podrá dirigir una país una mujer tan volátil? Pues es la tercera vez que cambia de camiseta. No hay duda que el pueblo tiene el gobernante que se merece.

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  3. Podrá dirigir una país una mujer tan volátil? Pues es la tercera vez que cambia de camiseta. No hay duda que el pueblo tiene el gobernante que se merece.

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